miércoles, julio 22, 2009

PAL ROBER..

Llego pronto la tarde, aquella velada había sido simplemente inolvidable, Roberto agradeció a Manuel con un beso en la mejilla y un abrazo, juntos subieron a la azotea a mirar al sol morir en el horizonte. Entre bromas y recuerdos, fumando y bebiendo vino tinto el atardecer pareció eterno, sus voces se interrumpían entre risotadas y acompañaba a cada historia un abrazo entrañable y una discreta frase al oído. Pronto, la obscuridad los cubrió con su manto, apenas iluminándose sus rostros ocasionalmente con la profunda bocanada a aquellos cigarrillos de clavo que Manuel había comprado en la plaza, sus manos se encontraban de cuando en cuando en la obscuridad y se entrelazaban con un fuerte apretón. La velada llegaba a su parte climática, sin consensuar ambos decidieron que era momento de irse a la cama, se encaminaron rumbo a las escaleras y un nuevo abrazo, que duro por largo rato, los unió de nueva cuenta uno a otro, Manuel y Roberto, dos almas que en el andar de la vida se habían encontrado y que el asar y el destino les dio uno al otro para cuidarse y procurarse. A la entrada de la habitación Roberto tomo la mano de Manuel y le agradeció de nueva cuenta, algunas lagrimas se asomaron, pero todo se fundió en un beso. Ambos fueron, cada cual a su cuarto, para pasar las últimas horas cerca uno del otro, a las 3:50 salía el vuelo de Roberto de vuelta a casa. Roberto había sido diagnosticado con una enfermedad Terminal, 3 meses de vida dio como sentencia el medico. Roberto había viajado desde Guadalajara hasta la fronteriza ciudad de Tijuana, solo para despedirse de su gran amigo, de su compita de toda la vida, ahora volvería a casa para ver a su madre y sus hermanos, porque al cabo de un mes tomaría una pistola y daría santa muerte a sus huesos, Roberto le tenia miedo al dolor, no al suyo claro, pues entendía que vivir es sufrir, pero le aterraba pensar en sus seres queridos padecieran el dolor de verlo postrado en una cama.

Buen descanso mi buen Rober, tu vida no fue en balde, una cerveza en el Turis y la rolita que te gustaba poner en la rocola, será desde hoy el tributo que te dedicare cuando pueda.