lunes, septiembre 26, 2005

LA MUJER...

La mujer, tema central de múltiples conversaciones, representa, dentro de nuestras vidas, uno de los símbolos de mayor complejidad, envuelto en un velo de misterios desconcertantes e inquietantes.
Entendida la mujer, no en el plano de la hermana, la madre o cualquiera de las formas de la relación consanguínea, la cual es, sin embargo, una de las distintas formas de “ser” del ser de la mujer, sino vista desde el plano amoroso, el de la compañera, de la amante, del complemento integral del hombre. Allí donde la mujer recobra nuevas dimensiones; en donde encarna a la antigua esfinge sofocleana y se nos presenta como un enigma que refuta a la razón misma.
La mujer como una conciencia distinta de la masculina y que, en su diferencia, contradice al hombre y lo mantiene a la expectativa, inquietante, sin saber ante qué poder es que se encuentra. La “otredad” de lo “otro” se eleva a su máxima potencia.

Cuando la mujer se encuentra en esta faceta, la de la compañera o potencial compañera, devela ante nosotros dos visiones que tradicionalmente nos han sido heredadas, por una parte; la compañera amorosa, tierna, frágil, dulce y delicada que debe ser protegida por nosotros y que esta a merced de nuestras necesidades, y por otra parte; la imagen de la vampiresa, la deboradora, el ente castrante que impide la libre exaltación y manifestación del hombre, la fiera indomable que busca solamente su satisfacción a toda costa, representada en al obtención de la prole, y en este sentido: el hombre solo es un instrumento para que la mujer alcance su plenitud. Esas dos conciencias se plantean ante nosotros, complementándose con la natural incomunicabilidad de la mujer, explico esto: la mujer es un ser que en su naturaleza contiene uno de los problemas mas complicados, y esto es; la incapacidad de comunicarse con los otros.
La mujer esconde el dolor y la sabiduría, la mujer se muestra y se oculta en un mismo instante, durante un lapso muy breve de tiempo puede multiplicarse anímicamente y desdoblar otros “yoes” indefinidamente. La mujer no comprende la “simplicidad” y se debela compleja, quedándose sola ante su incomunicabilidad, talvez por eso es frecuente que pensemos que es “imposible entender a las mujeres”. Pero por otro lado, es esa misma complejidad la que nos seduce, es la posibilidad de explorarse aun mas, la que nos lleva irremediablemente a su descubrimiento.
La mujer representa, a fin de cuentas, un complemento esencial dentro de la vida del hombre, en una sociedad en donde se es eminentemente machista, la mujer provee de la sin-razón al hombre-racional, y es allí donde el equilibrio se alcanza y madura en una manifestación completamente otra.
Toda la cháchara antes dicha, es solamente para resaltar el hecho en sí mismo, de cómo nos es imprescindible la figura femenina, en el sentido afectivo pasional, y sexual evidentemente, dado a que todos, sin excepción de condición económica, intelectual, política, social, etcétera, todos vemos la falta de ese espacio destinado solamente a ellas, y hemos visto, cuando no sido parte, del dolor que significa la ausencia de la mujer. “mujeres o mujeres tasn divinas, no queda otro camino que adorarlas.”