DE LA ¿POSIBLE? EXISTENCIA DEL AMOR.
Una de las cosas que me resultan mas intrigantes a ultimas fechas es el problema del amor, pues por un lado, creo que todos hemos experimentado en alguna ocasión, o padecido según sea el caso, el raro influjo que nos trae dicho estado de “enamoramiento” no en balde existe en nuestros vocablos formas particulares de manifestarlo, por ejemplo: “andar embriagado de amor”, “estar montado en la luna”, “flechado por cupido” etc. etc. Este estado, en el cual nos encontramos ocasionalmente, nos ha llevado a todos a vivir momentos de dicha y felicidad extrema o bien nos ha hecho padecer el dolor mas grande que jamás hayamos imaginado, y parafraseando al músico-poeta J. Alfredo Jiménez díganme ¿quién no sabe en esta vida, la traición tan conocida que nos deja un mal amor? Bueno pues esta suerte de pasión que nos devora y nos da tantos placeres y dis-placeres, se haya en el centro de mi cuestionamiento ¿Es posible la existencia del amor en ese sentido que le damos con el vocablo? ¿Es posible ese ser esférico del cual hace mención Platón, y al cual buscamos en el reencuentro con el otro? ¿Es el amor un sentimiento real o es solamente un artificio de la naturaleza, la cual solo busca su finalidad de reproducción y en donde los sentimientos son solo herramientas, como acusa A. Shopenhauer y otros mas?
Es difícil afirmar o negar, según se quiera, cualquiera de estas dos posibilidades, en tanto que el amor es una costumbre con la cual hemos sido creados, desde el amor filial hacia los hermanos y los padres, hasta el mandamiento cristiano del amor al prójimo, y en el caso de otras comunidades no cristianas aun con su propio paradigma de amor al semejante, por ende y como bien han acusado algunos pensadores, entre ellos Nietzsche, mientras no estemos dispuestos a reconocer el grado de costumbrismo existente dentro del termino “amor” poco podremos lograr en la tarea que nos poníamos.
Y como dice aquel <en vía de mientras> yo lo único que puedo pensar es que, en efecto, el sentimiento de amor hacia mi correspondencia erótica, se encuentra condicionada por mi realidad histórica y que el concepto de Amor, conlleva en si una carga enorme de concepto, pero la mismo tiempo, admito que aun me es difícil romper con esa línea heredada, y admito que tal vez en el solo hecho de haberlo negado le di vida dentro de mi, pero estaré dispuesto a afrontar mi propio frankentein mental y/o esperare que haya quien pueda demostrarme lo contrario.
Una de las cosas que me resultan mas intrigantes a ultimas fechas es el problema del amor, pues por un lado, creo que todos hemos experimentado en alguna ocasión, o padecido según sea el caso, el raro influjo que nos trae dicho estado de “enamoramiento” no en balde existe en nuestros vocablos formas particulares de manifestarlo, por ejemplo: “andar embriagado de amor”, “estar montado en la luna”, “flechado por cupido” etc. etc. Este estado, en el cual nos encontramos ocasionalmente, nos ha llevado a todos a vivir momentos de dicha y felicidad extrema o bien nos ha hecho padecer el dolor mas grande que jamás hayamos imaginado, y parafraseando al músico-poeta J. Alfredo Jiménez díganme ¿quién no sabe en esta vida, la traición tan conocida que nos deja un mal amor? Bueno pues esta suerte de pasión que nos devora y nos da tantos placeres y dis-placeres, se haya en el centro de mi cuestionamiento ¿Es posible la existencia del amor en ese sentido que le damos con el vocablo? ¿Es posible ese ser esférico del cual hace mención Platón, y al cual buscamos en el reencuentro con el otro? ¿Es el amor un sentimiento real o es solamente un artificio de la naturaleza, la cual solo busca su finalidad de reproducción y en donde los sentimientos son solo herramientas, como acusa A. Shopenhauer y otros mas?
Es difícil afirmar o negar, según se quiera, cualquiera de estas dos posibilidades, en tanto que el amor es una costumbre con la cual hemos sido creados, desde el amor filial hacia los hermanos y los padres, hasta el mandamiento cristiano del amor al prójimo, y en el caso de otras comunidades no cristianas aun con su propio paradigma de amor al semejante, por ende y como bien han acusado algunos pensadores, entre ellos Nietzsche, mientras no estemos dispuestos a reconocer el grado de costumbrismo existente dentro del termino “amor” poco podremos lograr en la tarea que nos poníamos.
Y como dice aquel <en vía de mientras> yo lo único que puedo pensar es que, en efecto, el sentimiento de amor hacia mi correspondencia erótica, se encuentra condicionada por mi realidad histórica y que el concepto de Amor, conlleva en si una carga enorme de concepto, pero la mismo tiempo, admito que aun me es difícil romper con esa línea heredada, y admito que tal vez en el solo hecho de haberlo negado le di vida dentro de mi, pero estaré dispuesto a afrontar mi propio frankentein mental y/o esperare que haya quien pueda demostrarme lo contrario.