martes, enero 20, 2004

EL MAL Y SU ORIGEN BIBLICO ANTROPOLOGICO.

"El origen del mal esta en el hombre". Esta fue la sentencia con la cual di forma a mi comentario anterior intitulado: "El mal", en esta ocasión deseo hacer un anexo auto correctivo con respecto a lo que dije en dicho texto.
La corrección no es en torno a lo sustancialmente dicho con respecto de que el hombre mantiene dentro de su esencia al mal como condición y destino, sino que la corrección girara en torno al fondo cristiano que se coló entre mis letras.
Concientemente he sido siempre un detractor de todo aquello que conlleve implicaciones religiosas, sin embargo no puedo abstraerme del todo de la tradición y de las circunstancias que me rodean, motivo por el cual debo responsabilizarme, y acaso, dolerme tristemente de mi imposibilidad de evadir dichas influencias.

En la lectura del libro "El mal, o el drama de la libertad" escrito por Rudiger Safranski, he encontrado una ruta que me ha devuelto hacia el origen de mi concepción sobre la esencia del mal.
El argumento de lo que solemos llamar la "maldad" se encuentra embadurnado de la tradición judeocristiana propia de occidente, y por ende, cada vez que intentamos definirle o connotarla, nos vemos irremediablemente remitidos a esa concepción cristianizada. El origen de la "maldad" en los textos bíblicos se encuentra por doquier y como ejemplo solo mencionare el caso del génesis, en donde si recordamos; Dios crea el universo de la nada (esa nada es sospechosa, no sé por que pero me es sospechosa...) y toma el trascurso de 7 días (en el sentido metafórico, dicen los entendidos) para su creación, siendo el sexto día el que dedica a la creación de los seres vivos, entre ellos al primer hombre: Adán, y entonces es creado el ser que será a imagen y semejanza de la divinidad, pero no tiene todas las virtudes del propio ser creador, claro esta, es tiempo después que Dios crea una compañera para Adán, forjada de la costilla del mismo que habra de padecerla, es entonces que tenemos a Eva, la primer mujer en la faz de la tierra ( a excepción de las interpretaciones apócrifas que hacen mención de Lilit), y es ahora cuando entra en juego una controversia morbosa a la cual acusa Safranski, pues en la tradición religiosa se suele culpar a la serpiente y se le aduce como Satanael aquel ángel que cae de la gracia divina por intentar equipararse con Dios, pero Safranski nos remarca el hecho de que el hombre posee desde su creación la voluntad de elegir, garante concedida por la divinidad misma, y es basada en esta libertad en la cual radica el hecho de la expulsión del paraíso, pues el hombre, en uso de su facultad de elección, asume ingerir de aquel fruto que lo hace conciente del discernimiento entre el bien y el mal, e incluso se habla de la existencia de otro árbol, al cual no tenían acceso Adán y Eva, y éste era el árbol de la vida, lo cual conferiría al hombre la facultad de la vida eterna y lo equipararía finalmente con su creador. Safranski nos dice que es en ese momento en el que Dios se vuelve el primer Antropólogo, pues comienza a conocer a su creación en todas sus posibilidades, la cual incluía la debilidad a la desobediencia y el deseo por la posesión del mundo.

Hasta aquí dejare este primer anexo, espero en otra oportunidad hacer mayores correcciones de este tipo, aclarando que lo único que intento es demostrar a los otros y sobre todo a mi mismo, la procedencia de esta condición que tan frecuentemente encontramos, a saber, la maldad y que incluso dentro de la religión se encuentra ligada a la condición humana, lo cual no demerita la complicidad del Dios cristiano, en caso de existir, y a su vez, nos aclara la procedencia de nuestras referencias inmediatas e inconscientes.