jueves, septiembre 27, 2007

EROTISMO Y LITERATURA.

La literatura es, ante todo, un quehacer artístico-erótico, fundamental y esencialmente erótico; nacido del deleite, del placer y de la creatividad humana. Olvidándonos de las versiones puritanas, hijas de la ignorancia humana, la literatura y el erotismo han sido pervertidas en su esencia más pura y se han puesto lo más lejos posible, de sus intenciones verdaderas, nada se ha salvado al ojo inquisidor de las miradas moralinas y detractoras de la vitalidad del ser.
La literatura, en sus relatos, nos propone y nos permite vivir cosas fantásticas y realidades extraordinarias, cosas que; muy probablemente nunca tendremos en nuestra experiencia inmediata, alejadas de toda frustración, agobio o trauma patológico-social.
La literatura es el espacio y la materia prima en donde los sueños más sublimes pueden realizarse y simultáneamente; es el espacio en donde las cosas más aventuradas y las perversiones más grotescas tienen oportunidad de aparecer por primera, o tal vez, por última vez.

Escribir es ya de por sí, un acto privado, una labor que resalta la importancia del espacio individual, escribir denota el estado de ánimo y las ambiciones de cada individuo, dejando de lado la idea, obscena en sí misma, de lo otro. (Este justo instante, en el que estoy redactando este escrito, es un momento del cual no participa más nadie, es mi efímera libertad para someter a la pluma y el papel a mi tiranía y mi sistema despótico del pensamiento) simétricamente es un momento en el cual las líneas curvas de las letras se vuelven, en la mente del escritor, metáforas de sus mas profundas pasiones (cuantas veces no se escribe una palabra por el simple hecho de disfrutar su entonación, por disfrutar su concreción en la tinta, caso que ya ha sido abordado por alguno que otro autor respecto a las palabras anti-sonantes y el niño al pronunciarlas) Redactar un documento nos exige del pensamiento individual, nos exenta de la masificación académica de las ideas y construye nuestro palacio auto-creado para la manifestación del ego, si, del ego y sus múltiples posibilidades, posibilidades del ser pero también del no-ser.

El acto sexual conlleva a la remembranza obligada del escritor y su labor, en donde el vaivén cadencioso se vuelve obligado, en donde las cosas se hacen y se repiten una y otra vez, en donde el ritmo, no solo importa, sino que es fundamental, escribo-pienso, leo-disfruto, escribo-disfruto, leo-pienso, los binomios se vuelven infinitos, la experiencia se torna a cada instante más intensa, el escrito no puede detener su pluma y las letras brotan, como el esperma de un falo. Las palabras existen y los pensamientos nacen, hijos todos de los instantes del clímax ideático. La respiración se entre-corta cada vez que nuestras ideas se logran colar por entre-medio de las fabulas morales y de las restricciones sociales, el escritor se sonroja y voltea a los lados, para cerciorarse que nadie ataca su privacía, para degustar con más placer cada una de las letras que se han escrito.
Escribir es hacerle el amor al papel pero, después… después las letras se tornaran en ideas que se transmiten al otro y éste se encuentra sometido al placer del escritor, el lector no puede evitar las pulsaciones con las que se enfrenta (quién no se excita al leer una obra con contenido erótico*) no puede menos que experimentar diversos grados de emotividad, un buen texto transmite: ansiedad, temor, placer, confusión, exaltación, etc. El acto erótico del texto trasciende entonces el primer momento, el de la creación, y deviene en un movimiento lúdico en donde los seres interactúan e intercambian fluidos.

Cuál es la finalidad de la literatura.

La literatura al igual que lo erótico no tiene un fin, no persiguen una función especifica** son un fin en sí mismas, ningún autor pretende algo más allá. Su función puede variar, sus usos pueden diversificarse, pero la obra literaria por excelencia vive de su literariedad. Lo erótico no tiene como fin la procreación, sino el disfrute individual, la realización de la fantasía y la experimentación de los placeres, caso simétrico al de la literatura.




* No habrá que confundir erótico con sexual o al menos no en la concepción que tenemos actualmente, concepción judío-cristiana por supuesto.
** No se están considerando aquí formas comunicativas, con tintes literarios, que puedan perseguir un fin político, ideológico o de cualquier otro tipo, solo se generaliza.

NOTA: El presente texto es sólo una discusión que quiero abordar con ustedes queridos amigo-lectores, no es un pensamiento acabado, sino antes, un grito al vacío que busca respuestas y refutaciones, es una obra abierta que pongo a su consideración y a la posibilidad de acrecentar con sus comentarios, que son bienvenidos a la dirección Dionisos423@hotmail.com, esperando que pueda incitarlos a dialogar. Gracias de antemano a todos y cada uno de ustedes y les mando un gran saludo. Su amigo Nery “El ídolo trágico”