jueves, noviembre 27, 2003

KLOSSOWSKY & LAS "LEYES DE LA HOSPITALIDAD"

Pierre Klossowsky es una autor multifacético, la estructura y el contenido de sus textos despierta a la mente la mas ávida desesperanza por saber que hay mas allá del propio texto, iniciándose así un análisis hermenéutico inconsciente pero valido.
Cuando recién encontré en la lectura de una de sus obras su concepto de las "leyes de la hospitalidad" me encontré ante una situación difícil de comprender para mi, pues si bien es permisible que en la literatura se haga uso de costumbres ficticias y se permita implementar ideas meramente metafóricas, si bien es cierto todo eso, sucedía algo raro con el concepto en sí de las leyes de la hospitalidad, pues me parecía cercano y ajeno, a la vez, de la invención literaria.

En un breve resumen las leyes de la hospitalidad se ejemplificarían de la siguiente forma:

Es cuando en un hogar, refiriéndonos a un núcleo familiar básico Marido-Mujer, se recibe la visita de un "extranjero" y como buen anfitrión es deber de señor de la casa, dotar al visitante de confort y buen trato con la idea de la filialidad o fraternidad humana, estas obligaciones del señor de la casa son; el proporcionar de alimento, alojamiento y una cama para reposar el trayecto del viaje, este tipo de acogidas son frecuentes en diversas culturas e incluso forman parte de nuestras tradiciones autóctonas.
El problema con Klossowsky radica en el hecho de que la recepción que se le da al extranjero en las leyes de la hospitalidad, por el descritas, la acogida incluye el ofrecimiento del tálamo con la compañía de la esposa, esto es, que la esposa del anfitrión tiene deberes sexuales para con el visitante. Esta costumbre no me parece descabellada, menos aun si recordamos que el caso de la Malinche es similar pues es ofrecida al "Dios barbado" encarnación de Quetzalcoatl y al cual le son ofrecidas mujeres bellas, tal como se hacia en los sacrificios pero que esta vez tendera una consumación carnal, de igual forma se usan este tipo de intercambios sexuales entre las hijas del señor y los señores importantes que visitan una comunidad en algunos de los pueblos oaxaqueños.

Así pues, las leyes de la hospitalidad son la forma a través de la cual se da "posada" al "peregrino" en la obra de Klossowsky, pero en el caso particular, la intención va mas allá del mero acto del buen samaritano que se apiada del "andante" y su finalidad esta expresada por las "perversas" intenciones de Octave, esposo de Roberte (personajes que escenifican a lo largo un par de obras de Klossowsky, este ritual). Las intenciones de Octave, me parecen en efecto "perversas" y esta opinión se halla ajena al hecho de desarrollar la infidelidad conyugal como un acto dotado de dignidad y sentido (lo cual me parece, debo confesarlo, maravillosa y morbosamente delicioso) sino por el hecho escondido en las intenciones de la "actualidad de Roberte".

En este sentido Roberte representa el sentido mismo de la vida, pues es un ser dotado de trivialidades y encrucijadas constantes, es un ente en movimiento (el devenir es el estado natural del hombre, así como nadie puede bañarse dos veces en el mismo río *Heráclito) Roberte es un ser que no puede desprenderse de sus deseos carnales y que a la vez debe de responder ante una "pose" o un rol social que le a designado su contexto, este es enteramente el hecho mismo de la vida.
Octave representa el interés de la modernidad que nos obliga, o pretende obligarnos, a mostrarnos tal cual somos siempre y de la misma forma, y busca extraer de nosotros una forma o mejor dicho una formula inmutable a la cual la designan con el nombre de personalidad. Roberte intenta ser poseída por Octave en todas sus formas, por eso aplica las leyes de la hospitalidad, pues pretende que el viajero tome su lugar y Octave vuélvase el extranjero en ese momento, y después entra en escena Antoine, otro personaje que es utilizado con la finalidad de poseer la “actualidad”, esto es: la personalidad absoluta de Roberte, Antoine es el sobrino y como tal tendrá otra percepción de Roberte, pero siempre será solo un objeto de la perversión de Octave y la modernidad, por suspender el movimiento de la vida y alcanzar el estatismo.

El individuo es un ente polifacético y con una diversidad infinita de posibilidades de ser, y cuando alguien pretende conocernos en la complejidad absoluta e incluso desconocida para nosotros mismos de nuestra esencia, esta acometiendo un acto necrofilico y nos esta invocando ante nuestra muerte.









miércoles, noviembre 26, 2003

ROBERTE EN MI 2DA PARTE.


Sorprendido ante la afirmación de que aquella mujer a la que había visto y de la cual había tenido un fuerte deseo dentro de mí, fuera la mismísima Roberte, camine casi sonámbulo tomado de la mano de Antoine para ser presentado.

Las caravanas de costumbre fueron hechas:
·Antoine -Tía, te presento a John, es hijo del “Ministro de la real corte Inglesa”
·Roberte -Hola que tal, mucho gusto.
·Yo -Es para mi un enorme placer en conocerla señora, mi padre habla constantemente de usted y de su trabajo al frente de la.....

Aquella enigmática mujer, apenas aguardo a la presentación como mero formalismo y pronto se alejo para congeniar con los invitados que se hallaban en aquella reunión. Lo primero que vino a mi mente, con respecto a la cuasi-huida de Roberte, fue que tal vez hubiese notado aquellos mórbidos pensamientos que atravesaban mi mente en aquel instante, y que decidiera alejarse ante la imprudencia de un adolescente como yo.
Pronto me encontré de nueva cuenta a la caza de Roberte, de la Roberte-en-mi, pero mientras caminaba por entre la multitud buscándola, me encontré de pronto en un salón rodeado de espejos el cual generaba una perspectiva engañosa y hacia que el numero de presentes se multiplicara exorbitantemente a la vista, lo cual me colocó en una situación frustrante, pues prolongaba mi búsqueda entre imágenes falsas, aun podría hablar de imágenes falsas?

De repente, cual si hubiese sido la única persona existente entre la muchedumbre, logre enfocar la figura de Roberte, la encontré y concentre toda mi atención en ella, recorriendo su cuerpo lentamente de arriba a bajo deleitándome de cada una de las partes de su geografía. Ella vestía un traje de cóctel rojo carmesí, el cual tenia al frente un escote pronunciado que dejaba al descubierto la tersura de sus senos, los cuales formaban unas medias lunas inversas y carnosas extraordinariamente deseables, su piel aterciopelada dejaba a la imaginación la posibilidad de un olor dulzón en su pecho. Por el lado derecho del vestido y a la altura del muslo, se descolgaba una prolongada abertura que dejaba libre la posibilidad de admirar su piernas y la dureza de sus pantorrillas, esta posibilidad dibujaba en mi mente imágenes eróticas de las mas diversas formas.
La parte trasera de su vestido, la espalda propiamente dicha, se hallaba al descubierto en un escote abierto totalmente, esto daba a la mente la entera imagen de la figura femenina de Roberte y la posibilitaba para ser capturada en la memoria y en las celdas de la morbosidad absoluta, como accesorios de aquel vestido provocativo y delicado al mismo tiempo, Roberte usaba una gargantilla con diamantes minúsculos y unos aretes que hacían conjunto para darle una estética refinada al cuello y a la vez una insólita imagen de coquetería, además, usaba también unos guantes negros de seda que se prolongaban de la punta de sus dedos hasta la mitad de los brazos, lo cual ocultaba las formas exactas de sus manos, pero dejaba a la libre interpretación la invención de unas formas las cuales se antojaban tersas y delicadas, pero que ante la imposibilidad planteada por los guantes la imaginación apenas podía darse a la especulación como alternativa. Aquella imagen me fue entregada, o la robe, no lo sé bien.
Pronto sufrí de nueva cuenta del engaño que me cautivo en un principio. Uno de los espejos que estaba en la pared del fondo me dejaba al descubierto el perfil derecho de Roberte, con su pierna semidesnuda y su busto que erecto se dibujaba seductoramente, pero en su rostro, en el perfil de sus gestos faciales, podía descubrirse una sonrisa que la entregaban perversa, deseosa de los placeres mas sádicos, aquello solo fue un instante ensoñación cuando... plaf!! fui atraído por otra imagen que reflejaba a Roberte, pero esta vez se me entregaba la espalda de su cuerpo, se mostraba cual si fuese una estatuilla de cerámica con sus contornos perfectamente delimitados y con esa pose de seducción propia de una dama, plaf!! un instante otra ves y ahora poseía una imagen de su rostro, justo por la parte del frente, en donde sus gestos apenas y podían atraerme tanto como las formas de sus senos brillantes.
Sin darme cuenta, aquel salón se había convertido en una reproducción infinita de Robert, aparecía de una y mil formas, y después comenzaban a aparecer otras figuras, pero eran hombres que miraban de cuando en cuando a Roberte, y lo único que yo percibía era a Roberte vista desde los ojos de estas nuevas ensoñaciones. La inundación de imágenes me sobrepaso y caí desplomado emitiendo un seco sonido con la precipitación de mi cuerpo hacia el suelo. ¡¡¡¡¡¡PAFFFF!!!!!!!

Despierto.... aun me encuentro desconcertado ante aquel instante que parecía infinito, y encuentro el reflejo de mi rostro. Mi reflejo me es dado nada mas y nada menos que por los ojos de Roberte, ella me tiene entre sus brazos, recostado en un sillón en una sala de estar, apenas cobro conciencia y me dice:

·John, ya estas mejor? Tranquilo, descansa ya fueron a buscar a tu padre, por ahora solo descansa.

El hecho de estar entre sus brazos y de que se dirigiera a mi de aquella forma dulce y maternal, me creo un alivio momentáneo y me hizo olvidar un poco del por qué de mi actual estado. De pronto.... una idea atravesó mi mente y recordé perfectamente todos y cada uno de aquellos delirantes deseos que me habían atrapado. Sin titubear por un instante, voltee mi rostro hacia el regazo de Roberte apretando mi cara contra sus senos y mordisquee lentamente sus pezones, los cuales apenas alcanzaba a percibir. Roberte me separo apenas de su pecho y me miro directo a los ojos recriminando con la mirada mi actitud, yo la sujete de los brazos y me incorpore frente a ella. Por un instante todo quedo suspendido y ambos esperábamos la iniciativa del otro, yo detuve mi actitud en espera de que ella dijera algo o que intentara algo, pero nada ocurrió. En un instante Roberte intentaba incorporarse con una cara de enfado y con una cólera dibujada en los ojos, yo sin saber de dónde, cobre fuerza y la aprisione lanzándola al sillón y encaramándome contra su cuerpo, pronto había conseguido morder sus labios y deslizar mi lengua por las comisuras de sus labios, ella se resistía de una forma sumamente interesante; forcejeando pero a la vez incitando a que continuara, basto solo un espacio breve de tiempo para que lograra despojarla del vestido y de las bragas delicadas que llevaba, no traía sostén lo cual facilito la tarea de poner al desnudo su cuerpo, y con una maestría de la cual no me sabia poseedor, me puse en igual condiciones en un parpadeo. En ese momento Roberte había cedido a la embestida y pronto nos encontramos arrojados al suelo en un frenético vaivén de carisias. Roberte había dejado de ser aquella señora que había hecho-en-mi y se volvía un demonio que exploraba cada poro de mi cuerpo, en ese instante nuestros cuerpos desnudos encontraron su ritmo adecuado y se desato una furia de sexo y lujuria que nunca imagine, el olor a sexo en aquella pequeña sala era caluroso y escandalosamente penetrante, y apenas era yo consiente del sitio en donde me encontraba, por un instante incluso dude de ser yo mismo quien estaba allí, pues el éxtasis me embargaba. Después de un largo rato de experimentar la flexibilidad de nuestros cuerpos el limite del mío, dio consecuencia a la lujuria contenida y ahora era expulsada en un prolongado chorro de esperma que baño parte del vientre de Roberte. El clímax había llegado para mi, ella por su lado se encontraba extasiada pero aun no había alcanzado su punto de quiebre, lo cual me hizo recuperarme rápidamente para iniciar un segundo ataque al ardiente cuerpo de Roberte. En ese segundo embiste, Roberte me tomo del rostro y me beso tiernamente diciéndome:
·Recuerde, joven John el sitio en donde nos encontramos, y la multitud de gente que se encuentra afuera, será mejor guardar el ansia para un próximo encuentro.

Ante estas palabras recobre dimensión del sitio y detuve mi labor, incorporándome y vistiéndome rápidamente, aquel calor me invadía y salí por una de las puertas que conducía a la recepción y tome desesperadamente unas copas de vino sin que nadie lo notara. Una ves recobrado el dominio de mi mismo, busque a mi padre en espera de que lo sucedido (mi desvanecimiento y mi desmayo) fueran pretexto suficiente para retirarnos. Me dirigí hacia él, que estaba en una platica amena con un grupo de personalidades y me pidió sentarme a su lado, me abrazo y lanzo una mirada en forma de reto y a la vez de orgullo y anuncio:

·Señores, Señoras, les presento a mi hijo John Es el de quien les hablaba hace un momento y es el mismo que pronto honrará mi casa, siendo el primero de nuestra noble familia en tomar los votos de celibato para ser sacerdote. No duden que sea él, en un futuro, miembro de la corte en Roma, junto al mismísimo Papa.
·John, ahora sabes el motivo tan especial que te anuncie a nuestra llegada, esta decidido, la próxima semana saldrás al seminario.